Breve selección poética de Gorka Lasa 2007 - 2014
Mi viaje
Porque mi viaje es retorno
a futuras lejanías
sendero que regresa al origen
llegando donde partía.
Una sola es la apertura
el cosmos entero Aurora
y será como en los sueños
que mil años, son solo ahora.
Herida
Solar es la tropa
remoto su vuelo.
Arcana es la herida
antiguo es el duelo.
Cómo contarles que el alba
es solo el principio del cielo.
Antiguo silencio
Tal vez el caminante se alejó del mundo
para evocar su recuerdo
Perdido en el tiempo,
No supo detenerse a beber del lago de Luz.
Y así creció, como el árbol de las edades
Ajeno al fruto de su herencia
Prisionero de imperios solares
Añorando de las estrellas el retorno
Invocando en su antiguo silencio
La soledad del esférico abismo.
Pradera y Sol
En esta pradera y Sol
Junto a este bosque increado,
Hilaré mi canto de eras,
Libaré mi rito sagrado.
Detendré las rotaciones,
Dejaré pasar las noches.
Desnudo de toda norma,
Avivaré lo olvidado.
Qué más da,
Lunas o milenios.
Qué más da,
Parias o guerreros,
Cruces o luceros
Solo poetas,
Solo Viajeros.
Aliento
Mis pasos se hundían en la tierra,
mis manos acariciaban el aire,
y en mi respiración pausada
encontré ritmos alineados
con mi corazón y con la tierra.
Yo era parte del viaje de la historia,
mi cuerpo
era el cuerpo de los tiempos,
y el viento de la noche era,
en realidad,
el eco viajero
de un aliento de galaxias
y eternidades.
El caminante se detuvo
El caminante se detuvo,
Contempló los universos,
Galaxias que fluían infinitas,
Esferas mentales de un errante periplo.
En lúcidos sueños de tiempos inexistentes,
Vio incontables civilizaciones muriendo sobre el vacio,
Vio innumerables seres habitando el abismo,
Vio de la roca eterna manar sangre.
Vio en sí mismo,
El destello de Luz,
El nuevo Ser.
Y, a pesar de lo maravilloso de la forma,
Solo se reconoció en el vacuo sendero,
El atemporal horizonte,
Su cósmico destino.
Desnudo de dualidad, ajeno a la forma,
Sentado en la postura justa,
El universo saltó de él,
En todas direcciones,
Y en ninguna.
Habitó un impronunciable verbo.
Navegaron por las estrellas sus pensamientos errantes.
Cruzó el vasto océano de la mente sometida,
Solo para morir sin peso,
Sin esencia ni razón,
Sobre lo inasible.
Le pareció que una lágrima recorría su rostro,
Pero solo eran ilusiones,
Relatos de mil planetas azules,
Lejanas y perdidas vidas,
Antiguas memorias,
Se resistían a desaparecer.
Y la nada lo envolvió cegadora,
Inefable vibración del retorno,
Desde siempre,
Conocida.
Lágrima Solar
¿Qué Ión ha perecido en la lágrima solar de mi tristeza?
¿Qué fue de aquel fluido ocre y perfumado de Dios?
Aquella sagrada oquedad sin forma,
Después de arder en el fuego eterno.
En íntimo secreto el símbolo nace,
Danza del intento,
Vuelo salvaje,
Noche mágica,
Marca equinoccial.
Galáctico equilibrio de los hemisferios,
Único templo de lo armónico,
Centinela de mi dolor.
Alzamos nuestro grito en la oscuridad de lo estelar,
Definimos con fuego los inmóviles círculos,
Las claves que derrotaron al tiempo.
Creo haber existido por eones en este cúmulo lejano,
Después del ritual,
Estalló mi alma,
Supernova.
Lúcida vastedad de la que bebió,
Lejano y peregrino,
Mi espíritu indomable.
Solo por amor he tomado esta ruta,
Solo por compasión,
Arde en mí la tarde.
Es hora de partir
Sentencia de perdidos mundos,
Estigma lunar sobre laguna de angustia.
Tormenta de resonante galaxia,
Anega de atardeceres mi olvidada reliquia,
Mi primer sueño,
La mente original.
Un trueno en lo sombrío,
Y yo, que cuento los días,
También preparo mis cuerpos,
Para el viaje ancestral.
Los dragones aguardan ansiosos la galáctica travesía.
La columna cruza los portales del poniente.
Mi alma añora la soledad del mar eterno.
Emprenden el vuelo los señores celestes,
Enfilan su secuencia de ausencias,
La bruma de mil noches ígneas.
Mi cansancio cósmico, azul y sin costas,
Sueño de perdidos senderos,
Sobre mi hambre solar.
Ardor de lo acumulado en las bodegas del alma.
Ignota reserva de lo profundo,
Plena de soles increados.
Se agita mi voluntad en guerra,
Aquella solitaria edad perdida,
Mi trágico océano celeste,
Mi sueño de dioses vencidos.
La zarpa del dragón solar,
Devora de amor sus mundos.
El llamado de la galáctica caravana,
El naufragio de las naves alógenas,
Sopla ya el viento de la eternidad,
Es hora de partir.
Melancolía
Melancolía que naciera de aquel cuerpo
que flotó en la niebla,
Mientras las águilas sobrevolaban el frio.
Fluir de una mañana que eclosionó
de los escombros sacros.
De una soledad que aún no ha sido liberada
de su trampa de hastíos.
Porque de no ser así,
No tendría que explicarte el gran silencio evocado,
Para siquiera habitar aquella gota de vida,
Aquella que imaginé invertida,
Cayendo hacia las alturas,
Del sueño que me atrapó al nacer.
Ahora,
Solo el reverso de un futuro olvidado,
El Ser en su celda temporal,
Sintiendo el frio de los tiempos,
Atrapado en el hielo de los días.
Pero en el fondo,
Despierto, presente,
Con la certeza imbatible,
De que es imposible morir.
Viaje hacia lo incierto
En cada viaje hacia lo incierto,
Navego en mi silencio,
Medito mi periplo.
Siempre en su hastío
la luna del destierro,
En el muro del tiempo se redime,
En la era dorada,
Mi desierto.
En el intervalo oculto.
En el temblor de mi oriente.
Aquí,
Me quedo en mi sangre.
Aquí,
Me muero en mi muerte.
Navegante
Trazó un mapa con las coordenadas de su dolor
lanzándolo a las tormentas de un océano de estrellas.
Aguardó por eones la respuesta del tiempo
mientras las distancias ahogaban la clave de su destino.
Hoy aguarda taciturno el retorno de los soles
solitario navegante, perdido en un mar eterno.
Huella
He seguido a la estrella hasta el fondo del cielo
he visto en su huella la última ciudad
he guardado en silencio las señales del árbol
su acertijo de edades, su símbolo solar.
Dragón de oro
Hermano,
¿Has caminado por los sueños?
¿Has visto al dragón de oro
devorar el corazón de los hombres?
¡Cuánto durará el encantamiento de la realidad!
Cansado estoy de tratar de enseñarle al mundo
que el sueño del sol es la estructura del templo
el viento de las voces es la ofrenda y el altar.
Lo demás pasará como los días
yo tendré que olvidarlo todo
como tantas otras veces.
Pero más allá de mi cuerpo impermanente
está el soñador que nos sueña
Y en sus sueños
ya casi es de mañana.
Principio
Por siempre alterado el elemento
La pauta está completa
Verbo, en su justo tiempo
Es Luz
Es camino.
Ya no hay esferas que habitar
El dolor es cual ceniza
Barrida por el viento
Debo seguir este canto antiguo
La clara Luz de lo inasible
El eterno juego del final
El infinito principio.
La única puerta
Solo en el ahora somos Uno
Solo lo eterno
Solo la muerte
No formules la pregunta
No deformes la simiente
La última puerta se abre
Al abandonar la mente
Desiste del vano juego
Del devenir
De su oriente.
Solo estás de retorno
Por eso vas
Porque vuelves.
Nadie
Si alguien me hubiera dicho que el amor
Estallaría sobre mi pecho
Habría regresado al silencio
Y allí germinaría como el trigo amargo de los bosques.
Si alguien me hubiera dicho que la muerte
Sería mi compañera
Que le haría el amor sin saciarla cada noche
Hubiera estallado en cristales
Sobre la circunferencia azul de la tragedia
Siendo grito y lamento de otros tiempos.
Nadie me dijo dónde descansar
Dónde morir
Dónde crecer como los árboles milenarios
Fluí solo en la ebriedad de mis raíces
Soñando el eterno invierno que me aguarda
No hubo nadie que me indicara el camino
Me perdí soñando rituales antiguos
Perpetuando el silencio
En el templo sin nombre de mi vida
No hubo nunca nadie.
El mapa de regreso
Destrozado, galáctica tormenta
Cuerpo
Materia impermanente
Arrojado sin piedad al arrecife
La periferia
Feudo de la muerte
Ahora la odisea tendrá su alegoría
Tal vez su remanso
Su peso de frío
Tal vez luna nueva, de luz, de vida
Sus noches oscuras
Sueño de siglos
Padezco como Ulises, viajero errante
La gran ansia
Fiebre del que busca
Dolor de haber dejado las planicies
El puerto hace mucho,
Es distancia
Se pierde el amor, mi roja molicie
Precio terrible ha cobrado el tiempo
A mi viejo clípeo de neuma y saliva
Mi gastado sueño de sal y de cisne
Estoico, consagrado en los cimientos
Resiste este ben-ben
Ebrio de tormentas.
Entumecido al fin por la ventisca ciega
Refriega del viento
Noche de la afrenta
Conjuro de tiempo con la dama del ocaso
Revélame el secreto
Circe milenaria
Exuda de tu sexo, el mapa de regreso
Que cruza el laberinto de mis ansias
Noche atlántica, noche de los tiempos
Sin estrellas ni islas se abate mi horizonte
¿Dónde está el soplador del alquímico viento?
¿Qué fue lo que le dijo el astrolabio a su oriente?
¿Qué estrella?
¿Qué perro?
¿Qué numen?
¿Qué duende?
Océano de luz
¿No se agita extasiado el océano de luz?
¿Acaso no arde su fuego en verde ataraxia?
En mi yace dinámica, detenida
La cósmica rueda
Mutada en su axis.
¿Recuerdas este sitio sin tiempo?
¿Recuerdas esta tierra sin Padre?
Creo haber estado aquí milenios
Observando desde la esfera
Extraño
Silente
Absoluto.
Alógeno juego de Dios.
Rebelión de los soñadores de la estrella negra
Remanente de los mundos condenados
Galáctica batalla del origen
Bastión del peregrino.
Ahora ya no hay ahora
El Ser con su laberinto.
Asciendo y desciendo inmóvil
La flecha ha sido soltada.
Cósmicamente exhausto
Exhausto de vagar la ruta de la noche cíclica
Horizonte que se expande en infinitas espirales
Eternidad que aguarda conteniendo el yo supuesto.
Dualidad imposible
Vacío generador de tempestades de fuego
Viento solar que desgasta las barreras del alma.
Exhausto de la visión que se disipa lentamente
Densa neblina de muerte sobre la forma y su esfera.
Lágrimas de sangre fecundan mis manos de poemas eternos
Destinados a perderse en el abismo humano de la indiferencia.
Profundamente exhausto
En mis pensamientos se desdibuja el contorno de la esencia
Camino ya sin vida hacia el recuerdo inexistente
Otra vez, errante sobre el eje de la nada.
Recurrente, taciturno, voluble
Ya no volveré de la antigua manera
Latente, cósmicamente exhausto.
Yo sabré esperar
Después de tantos caminos
El maestro de la noche se tornó en lluvia
Transmutó su verbo en agonía de luz pura
Y se marchó a una tierra lejana y primitiva.
El advenimiento apresurado de las horas
Gestó su capullo de eternidad
Doblando incandescente sobre la sangre
Las aguas de la risa, el llanto inmemorial.
Las eras y un sol perdido
Lloraron en la soledad de lo inhabitado
Galácticas colisiones de estrellas
Vasto horizonte estelar.
Ya no soy esclavo de la ilusoria cadena
Lo infinito es la piel de mi alma.
Viajero de un Kosmos violento e inasible
Testigo de un vacío innombrable.
Aún sobre las olas del mundo
Se agita el castigo de los vientos
En el vientre de la noche cósmica
Se gesta eternamente el nuevo día.
Yo, sabré esperar.