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Nota de prensa sobre el libro Algunos de nosotros, para siempre, de Gorka Lasa
Algunos de nosotros, para siempre, de Gorka Lasa

Gorka Lasa: “Algunos de nosotros, para siempre”

 

Por Pedro Crenes Castro

(Escritor y ensayista panameño)

 

 

La poesía de Gorka Lasa (Panamá, 1972), crece con fuerza como el liquen sobre la roca marina, en silencio, con fuerza acuciosa, pretendiendo con rigor, oficio y pericia lectora, la perennidad que requiere la poesía de altura, que no es otra que la que permanece adherida al alma una vez leída. Su nuevo libro, Algunos de nosotros, para siempre, tiene esa virtud del liquen, se adhiere, se queda, se va haciendo con nuestra conciencia, envolviéndonos en una experiencia lírica que va más allá de la belleza de las imágenes.

 

El escenario es de piedra, con soles que se arremolinan apagándose y encendiéndose, bosques deshojados que reverdecen al evocarse; «dios», con mayúscula o minúscula se hace presente, o se ausenta, y es también un laberinto que el poeta no teme volver a transitar con el lector, hecho de sus mismas dudas. Gorka Lasa, desde la voz rojiza de sus versos, sugiere con fiera sutileza caminos que nos lleven a la memoria, a su recuperación, a una suerte de vuelta a la esperanza de ser, porque, como revela el epílogo de este brillante libro, hay una herida que es origen y motivo.

 

La primera parte del libro, Memoria de la herida, ya pone de manifiesto donde quiere situarnos el autor. Este primer grupo de poemas, con Dolor como eje aglutinador, arrastra al lector hacia la concepción fundamental del libro: estamos heridos, heridos de confusión, de soledad, de hastío, de incertidumbre y dudas: «De mundos que aún no zarpan/del puerto de la muerte/de un camino, su sombra/abreva mi dolor», arranca el poema, ruge como advertencia, el epígrafe que cita a Dante es elocuente: «Quien sabe del dolor, de todo sabe».

 

En la segunda parte, Memoria del sol dormido, la búsqueda de respuestas y la enunciación de preguntas son un acto de contradicción existencial con la que el lector se acomoda a la búsqueda del poeta, que es inexorablemente la suya. Noche interna, es el poema que agolpa la esencia de esta sección: «Hoy miro fijamente hacia la nada, el vacío/esperando en esta playa la luz que me fulmine/destrozado por la guerra interior, la rabia inasible/el dolor líquido, lenta hemorragia del cántaro solar». Esta precisión de escribir lo denso y oscuro con color, es un recurso que ilumina todo el poemario. Gorka Lasa nos sostiene durante la lectura/búsqueda en este laberinto con la belleza de imágenes de esta naturaleza poética.

 

La sección Memoria de la piedra, es un hito en el libro: el poeta cambia la disposición visual de los versos y los coloca en un solo párrafo, sin puntos aparte. La memoria del olvido que somos, que estamos siendo, es monolítica. Estos diez poemas de una pieza nos remiten a la solidez necia de lo que se nos resiste y escapa, pero el poeta no se rinde, asume su misión: «Qué puede hacer entonces/el poeta sino soportar el agravio de los que olvidaron, vagar despierto/entre religiones dormidas, ser la sombra proscrita de imperios fútiles,/trágico mensajero de una leyenda prohibida, hilador de la más antigua/nostalgia, aedo de la memoria de la piedra, por siempre entonando su/canto sagrado en el atardecer de los mundos».

 

Memoria de la profundidad y el poema que da nombre a esta última sección, nos llevan al clímax de la búsqueda de la memoria, del remedio al olvido, a las contradicciones de esta existencia. Es la sección más densa, en la que la voz del poeta ensaya sus razones finales, que sumadas al Epílogo no son otra cosa que el inicio de una nueva búsqueda, de una nueva lectura. El poeta revela el sitio exacto del origen de todo, la herida, y nos envía como a Sísifo al inicio de la búsqueda: «La herida, su eterna noche, canto flamígero del abismo y su ruptura/amalgama de nubes de sal sobre el horizonte de la última profundidad…/Allí se gesta mí último poema, en el agrio remanso del dolor».

 

Un poemario construido con paciencia y entusiasmo contenido, con tiempo y belleza poética, así es Algunos de nosotros, para siempre, de Gorka Lasa, un libro que seguramente será uno de los más importantes en poesía de este año. Sin lugar a dudas encontrarán una poesía profunda, de un nivel reflexivo muy necesario para días como estos.

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