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Poema 18

Gorka Lasa

 

¿Dónde están las noches de aquella visión centelleante que en el líquido fluir de un metal antiguo se agriaron en su oxido doliente? ¿Dónde están los espacios sagrados, aquellos que evitamos para no escuchar el murmullo de la tierra, su lamento salino, su herida, su demanda? ¿Dónde nacerán los nuevos sueños, ahora que las ballenas, encalladas en las costas del pensamiento, reclaman su injusta muerte, su asfixia terrible en el atardecer del mundo? Arden hoy en la garganta de la vida nuevas formas que agitarán el futuro, heréticos sueños lúbricos para intentar inútilmente trocarnos en la luz que nos creó. Esta es la tragedia de un mundo calcinado, el desierto antiguo donde todo aguarda y comenzará de nuevo. Negro cubo habitado por la esquirla maldita de un viaje ilusorio que, tocando a su fin, supura delirios de eternidad en su lejano hemisferio en decadencia. ¿Somos solo remanentes de un orgasmo creador? ¿Pruebas ineficaces de un fraguador de galaxias de artificio? ¿Somos silencios arrojados a la periferia sin luz, inservibles máquinas espirituales? Somos torpes engranajes de carne que no supieron girar en el corazón del sol. Desechos agónicos de un sueño sin tiempo, tristes mitos olvidados de una leyenda fallida, espejos rotos de la mente halógena. Somos ideas en desuso de un dios que se extinguió.

 

Tomado del libro El espasmo y la quietud.

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